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Publicado el 28/06/2019
En la mayoria de los casos, el dolor de cuello o cervical está relacionado con las tensiones musculares. Las personas que escuchan crujidos, al girar la cabeza adoptan, por lo general, una postura antálgica, es decir, una posición para evitar sentir el dolor. Si no se actúa, aparecen molestias y dolores en el cuello o en el trapecio que podrían, a medio y largo plazo, irradiarse a la cabeza, a la espalda o por los brazos. Incluso, en el peor de los casos, podrían llegar también a transformarse en migrañas.
Cuando los músculos de nuestro cuerpo responsables de la estabilidad están sujetos a un mayor estrés, se cansan más rápido. Pero... ¿Qué produce concretamente el dolor de cuello? Las cervicales constituyen una de las secciones más móviles de la columna vertebral, implicadas cuando realizamos múltiples movimientos como doblarnos, inclinarnos, girar a la derecha o la izquierda, adelante o atrás... y deben soportar el peso de la cabeza, que de media pesa unos 4 kilos.
A menudo es difícil determinar con precisión el origen del dolor de cuello y se habla entonces de dolores “no específicos”. Generalmente, las malas posturas y la tensión debida al estrés excesivo son los protagonistas de la rigidez muscular que afecta a la mayoría de las personas. Los problemas cervicales son causados en mayor tasa por largos periodos de tiempo sentados, una mala posición y la falta de movimiento, lo que desencadena en bloqueos de las vértebras cervicales. Para compensar, los músculos se tensan, se comprimen y se apoyan en los nervios: el dolor está servido.
Ciertos trabajos influyen más que otros en las afecciones musculares. Los más destacados son los que se desarrollan en oficinas delante de un ordenador todo el día, las cadenas de producción, los que implican un esfuerzo físico importante o los que obligan a tener los brazos por encima de la cabeza por un tiempo prolongado (seria el caso, por ejemplo, de los pintores).
Algunos problemas psíquicos, como el estrés crónico, repercuten en la salud cervical. Las personas afectadas, contraen sin darse cuenta la musculatura del cuello, suben la espalda y bajan la cabeza, y a la larga estos movimientos de “confort” producen tensión.
Los dolores en la nuca se manifiestan generalmente en adultos o en personas mayores. Sin embargo, los jóvenes también pueden sufrirlos, especialmente si pasan largas horas con la cabeza inclinada hacia el ordenador o el teléfono móvil. En la mayoría de los casos, el dolor de cuellos no es peligroso y, a menudo se resuelve en solamente unos días, aunque debemos tener en cuenta que puede evolucionar a dolores agudos (máximo 30 días) y subagudos (entre 4 y 12 semanas).
Si el dolor se instala o incluso se agrava y aparecen síntomas como fiebre, hormigueo o entumecimiento en los brazos o presión y dolor en el tórax, es urgente que un médico realice una revisión. Es también importante hacerse un examen tras una caída, un golpe en la cabeza o después de un accidente en el que las vértebras cervicales se hayan visto afectadas.
Un sobresfuerzo y una tensión constante sobre ciertos músculos a diario puede provocar rigidez a largo plazo. A veces un simple golpe de aire frío o dormir sobre una almohada demasiado dura es suficiente para desencadenar todos los problemas.
En estos casos los primeros auxilios consisten en aplicar calor o mover la cabeza suave y lentamente en todas las direcciones -hay que repetir los movimientos varias veces a lo largo del día- y masajear en lo alto de la espalda con movimientos circulares. En caso de dolor agudo, un analgésico puede ayudar puntualmente, pero se debe tratar la raíz del problema, puesto que el abuso de analgésicos no es recomendable. Lo esencial es evitar la inmovilización, mientras que dar un pequeño paseo y realizar movimientos suaves y prudentes ayudará a mejorar la situación sin duda alguna.
También podemos encontrar soluciones a base de planta fresca, como el aceite de hipérico o hierba de San Juan, que calma los dolores musculares y articulares, y la crema o gel de Árnica montana, que ayuda a relajar la musculatura cuanto está tensa y rígida.
Los masajes son relajantes y proporcionan bientar, pero no siempre tratan la causa del dolor. Hay algunas terapias que nos pueden ayudar, como la acupuntura, para aliviar los dolores agudos, o la osteopatía o la quiropráctica, para deshacer bloqueos articulares y suavizar la rigidez muscular.
La fisioterapia ayuda a eliminar los bloqueos, a minimizar las molestias durante el movimiento y enseña a mejorar y a evitar los errores posturales.
La terapia respiratoria puede contribuir a minimizar tensiones y calambres persistentes en las zonas del cuello y la mandibula, entre otras.
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