Los trastornos más comunes de la próstata son hiperplasia prostática benigna (HPB), prostatitis y cáncer. Es habitual que los hombres a partir de los 40 años de edad y debido a cambios hormonales sufran algún trastorno en la glándula. Esta empieza a cambiar y aumenta de tamaño (HPB) viéndose afectada la función urinaria y sexual.
Obstrucción de los conductos urinarios, ganas de orinar con mucha frecuencia incluso de noche, urgencia, flujo de orina intermitente y con poca fuerza e incapacidad para vaciar la vejiga completamente, son algunos de los síntomas de HPB.
La glándula prostática se desarrolla bajo la influencia de andrógenos como el dihydrotestosterona (DHT) formado por la enzima 5-alpha reductasa. Los niveles altos de prolactina y estrógenos incrementan la acumulación de testosterona y dificultan la eliminación de DHT respectivamente. El factor de crecimiento epidérmico (EGF) también estimula el aumento de la glándula prostática. Las dietas modernas con alto contenido en azúcares producen también un factor de crecimiento que estimula las células prostáticas 4 veces más que la acumulación de testosterona. Estrógenos como el estradiol, productos químicos de los plásticos, herbicidas y pesticidas también estimulan las células prostáticas. La eliminación normal de células del tejido por el proceso de apoptosis es interrumpida debido a una dieta pobre y a las toxinas. El resultado es a menudo un agrandamiento de la glándula prostática que si no se trata, a la larga, puede acabar en cáncer de próstata.
La glándula también puede verse afectada por infecciones o inflamación (prostatitis) lo cual se asocia a síntomas como dolor al orinar y fiebre.
La presión ejercida por los asientos de bicicletas, la congestión circulatoria en la cavidad pélvica por obesidad y la vida sedentaria también pueden ser la causa de problemas en la glándula prostática.
Los niveles altos de colesterol son también un factor importante en los problemas de próstata, ya que inician la degeneración de las células prostáticas que pueden promover el agrandamiento de la próstata. Por esto es importante prevenir la acumulación de colesterol en las células prostáticas.
La dieta es un factor fundamental para la prevención de los problemas de próstata y como complemento a una dieta adecuada y al ejercicio físico hay que considerar la suplementación de nutrientes que ayuden a mantener la buena salud de la glándula prostática.
Diversos estudios indican que ciertos antioxidantes, ácidos grasos esenciales, vitaminas, minerales, aminoácidos y plantas pueden ser de ayuda.