La enfermera Virginia Ruipérez González es autora del libro “Fertilidad Natural”, del que acaba de publicarse la tercera edición. Para mejorar la fertilidad propone una dieta basada en productos naturales y ecológicos, en comer y combinar alimentos tal y como nos los ofrece la naturaleza: frutas y verduras frescas, cereales integrales y frutos oleaginosos como las almendras o las pipas de girasol, crudas y sin tostar.

La infertilidad es un problema cada vez más frecuente en nuestra sociedad. Una de las principales razones es el retraso de la maternidad. Esta decisión provoca que muchas mujeres tengan que someterse a un procedimiento de reproducción asistida. Según datos del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), los tratamientos realizados en 2015 a mujeres mayores de 40 años supusieron, en toda España, el 40% del total de tratamientos de infertilidad.

Según Virginia Ruipérez, la fertilidad es una cualidad vital, que representa y significa el estado óptimo de salud global. “Hoy, nuestra fertilidad igual que nuestra salud, está condicionada por nuestro estilo de vida; los crecientes problemas de fertilidad son un reflejo de éste”, afirma. “La vida moderna va acompañada de factores con un elevado grado de influencia negativa sobre la fertilidad humana, decreciente en los últimos años, especialmente entre los varones. Según esta experta “en los países desarrollados la esterilidad idiopática, de causas desconocidas, ha ido aumentando a consecuencia de factores ambientales y del estilo de vida”. Entre estos factores la doctora destaca la contaminación ambiental por sustancias químicas derivadas de la industria, las radiaciones, los materiales de construcción, los cosméticos o los agroquímicos. “Son factores que van contaminando el aire, el agua y los alimentos, provocando una reducción de la fertilidad”, dice.

Otra causa importante que destaca Virginia es “la alimentación industrial actual, pobre en nutrientes vitales para mantener las funciones fisiológicas, entre ellas la fertilidad”. “Esta alimentación se caracteriza por productos alimenticios industriales y  procesados, cargados de tóxicos químicos como los agroquímicos (pesticidas y herbicidas) y aditivos (conservantes y colorantes), que también afectan a nuestra fertilidad, explica.

A la alimentación demasiado procesada la experta añade el consumo de otras sustancias como el alcohol, el café y el tabaco, que también dañan nuestra fertilidad. “Todos estos tóxicos químicos se almacenan en nuestro organismo, por lo que es importantísimo favorecer su depuración para mejorar la fertilidad ”, explica.

“Otros factores importantes que influyen negativamente en nuestra fertilidad son los desequilibrios hormonales, las enfermedades de nuestros órganos sexuales, los fármacos utilizados para otras enfermedades, los empastes dentales, los métodos anticonceptivos como la píldora, las dietas de adelgazamiento, así como el estrés o estados emocionales negativos”, añade.

La importancia de la alimentación en la fertilidad

El método naturista mejora la fertilidad en parejas con dificultades. Es efectivo en mujeres con edades maduras, con diagnóstico de desequilibrios hormonales, con pérdidas de embarazos y con tratamientos previos de fecundación in vitro no exitosas”, asegura la creadora del sistema. Según un estudio presentado por la autora en la Universidad de Medicina de Zaragoza, se ha observado una efectividad del 73,17% entre el octavo mes y el año de la práctica del método”, un porcentaje de éxito muy elevado, que atrae a parejas cansadas de probar diferentes técnicas de reproducción asistida. Según Virginia Ruipérez, “la medicina vanguardista en fertilidad manifiesta que el aporte de nutrientes vitales para la fertilidad, a través de una la alimentación saludable para la gestación junto con el equilibrio psíquico-emocional, son esenciales para lograr un embarazo”.

Como explica Virginia, “los nutrientes vitales que nos ofrecen los alimentos intervienen en todas las funciones orgánicas y en la bioquímica de la fertilidad”. “Ésta, como todos los procesos fisiológicos de nuestro organismo y la nutrición, están estrechamente relacionados. Hoy la vanguardia de las investigaciones científico médicas confirma la gran evidencia: La íntima relación entre salud y alimentación ”, añade.

“Para que la fertilidad humana funcione de forma adecuada son necesarias concentraciones óptimas de nutrientes esenciales favorecedores de la sexualidad y la fertilidad”, dice la experta. “Las glándulas endocrinas como la hipófisis y la tiroides, los ovarios y los testículos, controlan las funciones sexuales. Para que estos órganos funcionen correctamente y segreguen hormonas necesitan unos determinados nutrientes vitales, como vitaminas y minerales ”, explica.

“La nutrición saludable también mejora la calidad de los gametos -óvulos y espermatozoides-, la calidad del material genético que contienen y la salud de los órganos y tejidos reproductivos”, afirma. “Esta alimentación saludable también neutraliza los daños producidos por los tóxicos químicos que dañan la calidad de los óvulos o espermatozoides y que favorecen los desequilibrios de nuestros órganos reproductores”.

Resumen de consejos

• Comer verduras y frutas de color anaranjado, ya que el beta-carateno funciona como antioxidante para el óvulo y el esperma, contribuyendo a evitar daños genéticos, mejora la membrana externa del óvulo y es esencial en la formación del endometrio. Son muy recomendables las zanahorias, la calabaza, el pimiento, el tomate, y entre las frutas, el melocotón, la naranja, las mandarinas, los albaricoques o los frutos del bosque (moras, frambuesas, arándanos, etc.). Las frutas es preferible tomarlas entre horas, nunca de postre. Además, son mucho más saludables que cualquier otro tentempié que podamos tomar. Es de vital importancia lavar la verdura y la fruta meticulosamente para evitar la toxoplasmosis, tan perjudicial durante el embarazo.
• Vitamina E: Es esencial para el equilibrio hormonal, ya que estimula a la hipófisis en la producción hormonal para madurar óvulos y hacer esperma de calidad. Las fuentes de vitamina E son los frutos oleaginosos, como la aceituna y su aceite, la nuez, la avellana, la almendra, la pipa de girasol, la pipa de calabaza, el anacardo o el aguacate. Además, contienen zinc, un mineral importante para la fertilidad.
• No ingerir leche de vaca. Se puede sustituir por bebidas vegetales de almendras, de avena o de arroz. Sí recomienda, sin embargo, derivados de la leche como los yogures naturales o el queso fresco.
• Reducir el consumo de carne.
• Que el pescado sea de mar, de tamaño pequeño, como los boquerones o las sardinas. No comer pez espada o atún, por contener mayores niveles de mercurio.
• Consumir sólo sal marina, por su mayor concentración de yodo.
• No tomar endulcorantes artificialescomo la sacarina, es preferible tomar azúcar moreno o estevia.
• Consumir cereales integrales, por su gran aporte en fibra. Evitar, en la medida de lo posible, las harinas refinadas.
• Tomar aceite de oliva de primera presión en frío.
• No tomar productos enlatados y evitar los plásticos, incluso en los productos elaborados en el propio hogar, no reutilizar las botellas de plástisco de agua mineral.
• Tomar semillas como las de lino, muy eficaces para la prevención del estreñimiento, o las de sésamo, que tienen un gran aporte en calcio. Para el hombre las pipas de calabaza son ideales.
• Frutos secos, especialmente las nueces para controlar el nivel de colesterol y por su gran aporte de selenio.
• Tiene una gran importancia a la ingesta de agua, dos litros mínimo al día, como una forma de mantener el organismo hidratado y contribuir a la renovación celular.
• Es preferible comer cinco veces al día en dosis más pequeñas, que estar largos periodos de tiempo sin tomar absolutamente nada y luego comer en exceso.

Respecto al estilo de vida

• Reducir el estrés practicando la meditación, cultivando las aficiones, reduciendo  siempre que sea posible las horas que le dedicamos al trabajo. Cada persona debe valorar lo que supone para él/ella una fuente de estrés y comenzar a controlarlo fomentando otras actividades más placenteras. Los animales no se reproducen si se sienten en peligro. En los humanos sucede lo mismo. El cortisol, la hormona del estrés por excelencia, inhibe la producción de hormonas que nos permiten reproducirnos.
• Practicar ejercicio físico de forma moderada.
• Estar el máximo de tiempo posible en contacto con la naturaleza.
• Tomar el sol frecuentemente.
• Llevar siempre bien abrigada la zona de los riñones y el abdomen.
• Evitar productos tóxicos que utilizamos para nuestra propia higiene o para la limpieza de nuestro hogar.
• Someterse a revisiones médicas periódicas con el fin de evitar las infecciones urinarias o vaginales que pueden dificultar nuestra reproducción.
• Mantener relaciones sexuales al menos dos veces por semana. Si pasan más de cinco días de abstinencia sexual, los espermatozoides mueren. No es recomendable mantener relaciones sexuales exclusivamente durante la ovulación. Lo mejor es ser activo sexualmente para que se produzca la renovación del esperma, aunque, lógicamente, sí se puede incrementar la frecuencia de las relaciones sexuales durante la fase ovulatoria. Concede mucha importancia a los orgasmos en la mujer, ya que pueden producir ovulaciones espontáneas de un alto valor reproductivo y las contracciones que realiza el útero durante los mismos atraen a los espermatozoides hacia su destino.
• Pensamiento positivo, visualizarte como una persona sana capaz de engendrar y dar vida a un bebé totalmente sano y feliz, independientemente de tu edad. La mejor edad para embarazarse es la edad a la que la mujer desea ser madre. Aunque admite que es complicado no obsesionarse con el tema, resalta la importancia de disfrutar del tiempo de los intentos.

Vía: medicina-naturista.net