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La gota: La artritis más dolorosa

Publicado el 23/07/2014

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La gota es una enfermedad reumática que afecta a adultos, y su prevalencia aumenta con la edad. Se estima que en España lo padece el 3,3% de la población. El principal factor de riesgo es la hiperuricemia, es decir, una concentración elevada de ácido úrico en sangre. Según datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER), cerca del 10% de las personas con hiperuricemia desarrolla gota y entre un 80% y 90% de quienes sufren la enfermedad tienen hiperuricemia.

 

Las primeras señales de la enfermedad "son episodios de inflamación de una única articulación acompañado de intenso dolor y aumento de calor local, que suele instaurarse de forma rápida sobre todo en el dedo del pie, los tobillos, el empeine o las rodillas", describe la Dra. Diana Peiteado, reumatóloga del Hospital Universitario La Paz (Madrid). Ante estos síntomas, la especialista recomienda acudir al médico para iniciar un tratamiento que alivie los síntomas iniciales y solicitar las pruebas necesarias para confirmar el diagnóstico, como una sencilla extracción del líquido de la articulación donde se pueden encontrar los cristales de ácido úrico.

 

La gota: ¿qué predispone a la enfermedad?

La gota, a pesar de tener tan mala fama por el intenso dolor que provoca, tiene tratamiento que ayuda a mejorar los síntomas.

 

Además, a la gota o enfermedad gotosa, que es una forma de artritis, se la ha relacionado, tradicionalmente, con la ingesta de alcohol (cerveza y licores), con dietas ricas en purinas, sobre todo de origen animal (vísceras como el hígado o el riñón), con enfermedades como insuficiencia renal o con determinados fármacos, como los diuréticos que se usan para la hipertensión arterial, la aspirina a dosis bajas, la ciclosporina A (para pacientes trasplantados), la pirazinamida (que se emplea en el tratamiento de la tuberculosis) y la hormona paratiroidea recombinante (para el tratamiento de la osteoporosis). No obstante, según se concluyó en el recién 40º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología, también hay una predisposición genética que explica la agregación familiar de la enfermedad.

 

La gota provoca inflamación en forma de artritis aguda. En pocas horas, una articulación puede pasar de no manifestar síntomas a, de golpe, presentar inflamación, la piel enrojecida y brillante, tan sensible al tacto que incluso al mínimo roce de las sábanas es muy doloroso. Todo ello dificulta, además, el movimiento. A este cuadro de aparición repentina se le denomina ataque de gota. Las zonas más propensas a sufrir estos ataques son la base del dedo gordo del pie (denominado también ataque de podagra), empeine, tobillo, rodilla, muñeca o alguna articulación de los dedos de la mano. Sin embargo, la inflamación no siempre es tan severa y el dolor es más tolerable.

 

Gota: diagnóstico fácil, tratamiento efectivo.

La gota, a pesar de tener tan mala fama por el intenso dolor que provoca, tiene tratamiento, que ayuda a mejorar los síntomas y la calidad de vida de los pacientes. En el marco del congreso de esta sociedad médica, se hicieron públicas investigaciones recientes que señalan que el tratamiento aporta mejor resultado, si se inicia a dosis bajas y se incrementa poco a poco, hasta alcanzar los niveles deseados. De la misma manera, los especialistas están convencidos, y los estudios lo avalan, de que si al paciente se le facilita la información adecuada, se consigue una mayor conciencia de la enfermedad, una mejor adherencia al tratamiento y una mejora en los hábitos de vida.

 

Pero, aunque es una enfermedad fácil de diagnosticar, la realidad es que pocos pacientes lo están. Y ¿cuál es la razón para que esté tan poco diagnosticada? Para la Dra. Peiteado, "los síntomas de esta enfermedad pueden confundirse con otras artritis, artrosis o, incluso, con traumatismos. Además, en ocasiones, la presentación es atípica. Hay que recordar que para conseguir el diagnóstico definitivo es necesaria la demostración de cristales de ácido úrico en el líquido articular, que a veces tarda en realizarse".

 

De la misma manera, se estima que solo reciben tratamiento entre el 50% y el 33,33% de quienes lo necesitan y, en muchas ocasiones, tampoco en las pautas adecuadas, sino en dosis menores a las que precisan. "Se tiende a considerar la gota como una enfermedad que requiere tratamiento únicamente en los episodios de dolor, y no como un problema crónico. Falta información a los pacientes e, incluso, a los profesionales de la necesidad de un tratamiento específico que reduzca el ácido úrico en sangre, así como cambiar determinados hábitos de vida. Sobre todo no hay conciencia de que estas medidas deben mantenerse por periodos muy prolongados para conseguir la remisión de la enfermedad", aclara la especialista.

 

Consejos alimenticios para prevenir los ataques de gota.

A pesar de que no hay un consenso de qué dieta es la más efectiva, distintas sociedades médicas recogen una serie de recomendaciones para las personas que sufren gota:

 

  • La leche, el yogur y los productos lácteos bajos en grasas reducen el riesgo de gota.
  • Algunos estudios han demostrado que beber café y el consumo de proteínas de origen vegetal (legumbres y frutos secos) tiene un efecto protector.
  • Evitar consumir más de dos veces a la semana carnes rojas, vísceras y marisco y pescado. De manera ocasional se puede optar por embutido.
  • No tomar bebidas alcohólicas, sobre todo, la cerveza, aunque sea sin alcohol, ya que contiene guanosina (purina vegetal).
  • Prescindir de las bebidas y refrescos azucarados y con fructosa.
  • Beber más de dos litros de agua al día.
  • Evitar el ayuno prolongado, puesto que aumenta la hiperuricemia catabólica.
  • Seguir una dieta que permita mantener un peso adecuado.

 

Fuente: Consumer.es

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