¡Estrés bajo control!

Publicado el 07/01/2015

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El estrés en sí mismo es positivo. Positivo en el sentido de que es una reacción de nuestro cuerpo ante una agresión física o psicológica. De hecho, nuestro cuerpo está genéticamente programado para poner en marcha esta respuesta de supervivencia cuando es estimulado.

 

El mecanismo del estrés

El sistema nervioso simpático se prepara para hacer frente al estrés liberando hormonas de adrenalina y cortisol. Estas hormonas son secretadas por dos glándulas situadas encima de los riñones, conocidas como glándulas suprarrenales. Cuando se liberan en el flujo sanguíneo, estas hormonas movilizan nuestro cuerpo a responder al estrés.

Varias zonas del cuerpo se ven afectadas por este proceso: el corazón late más rápido; los músculos se tensan debido a la afluencia de la sangre; la digestión se relativa; la conciencia se agudiza… ¡y los pelos se ponen de punta!

Si, es así: los pelos se ponen de punta. Puede parecer extraño, pero como en los animales, ésta es una respuesta de supervivencia primitiva que se remonta a los primeros seres humanos, Por supuesto, el estrés de hoy es muy diferente al experimentado por nuestro antepasados; estamos sometidos a un estrés mucho más psicológico que físico. Sin embargo, la respuesta fisiológica sería o es la misma, tanto si estuviésemos siendo atacados por un mamut como si nos sentimos preocupados por llegar tarde a la guardería.

La adrenalina es la que desencadena las respuestas fisiológicas instantáneas que hemos mencionado. Nuestro cuerpo tiene que aumentar su metabolismo de proteínas, grasas y carbohidratos para producir la energía necesaria. Entonces, el cortisol se activa para mantener un nivel constante de azúcar en la sangre con el fin de mantener el flujo de energía hacia el corazón, los músculos y el cerebro. Su papel es el de asegurar que nuestro cuerpo tenga reservas constantes, lo que le permite resistir el mayor tiempo posible.
 

Los efectos secundarios

Si nuestro cuerpo se encuentra, día tras día, en un estado continuo de alerta, siempre estará renovando sus reservas de energía. Por este motivo deposita estas reservas en un lugar accesible, justo por encima de los riñones y cerca de las glándulas suprarrenales, en forma de grasa. Esta grasa, con el tiempo, se convierte en azúcar para satisfacer las necesidades de energía del cuerpo. Por eso no es raro ver a personas muy estrelladas ¡con un “vientre de estrés!”.

El metabolismo acelerado de ciertas sustancias orgánicas provoca un aumento en la secreción de otras sustancias, incluyendo proteínas, potasio y fósforo, así como una disminución de las reservas de calcio.

Muchos de los problemas físicos provocados por el estrés no son en realidad un resultado directo de la tensión en sí misma, sino más bien de la pérdida de nutrientes causada por el metabolismo acelerado durante dichos episodios de estrés.
 

Los síntomas

El exceso de estímulos implacables y el estrés nos deteriora. A largo plazo, esta situación causa muchos síntomas de mala salud:

  • Presión arterial alta.
  • Dolores de cabeza.
  • Dolores de cuello, tensión muscular y dolor.
  • Calambres.
  • Mareos.
  • Asma.
  • Síntomas digestivos como diarrea, distensión abdominal.
  • Náuseas.
  • Colon irritable.
  • Falta de apetito.
  • Compulsión por comer en exceso.
  • Úlceras.
  • Antojos.
  • Llanto fácil, inestabilidad emocional, cambios de humor.
  • Problemas sexuales.
  • Mala función inmune.

 

Naturaleza al rescate, estrés bajo control

En casos de estrés intenso, es una buena idea tomar ciertas plantas en extracto líquido, ya que son absorbidas directamente por el organismo, sin necesitar la ayuda del sistema digestivo, que en esta situación actúa mucho más lento.

- Avena.

La avena es rica en vitaminas B y agentes calmantes que reducen suavemente los efectos físicos y emocionales del estrés mientras que alimenta el sistema nervioso. Es la solución ideal para situaciones donde el estrés no se da por vencido.

- Pasiflora.

Cuando se combina con complementos a base de avena, la flora de la pasión tiene un efecto un poco más fuerte, moderando la tensión muscular y disminuyendo el nerviosismo. Su efecto calmante es beneficioso para las personas que están constantemente al límite. También mejora la calidad del sueño y puede tomarse tanto a corto como a largo plazo en combinación con otros remedios.

- Valeriana.

Si buscamos un efecto más rápido, más específico, nuestra planta es la valeriana. Reduce los espasmos musculares y tiene un impresionante efecto sedante sobre la mente y el cuerpo. Perfecta para el estrés a corto plazo como remedio de acción rápida y sin efectos secundario, no se debe tomar junto con otros sedantes.

- Hierba de San Juan.

Tiene un efecto positivo en la tristeza y en los cambios de humor y actúa sobre el nerviosismo que puede llevar a una depresión. No es adecuada para ser tomada junto con medicamentos farmacológicos.

Evaluar la situación

La próxima vez que sienta que su ritmo cardiaco se acelera, de un paso atrás y evalúe la situación. ¿Realmente es una cuestión de vida o muerte? Como actuamos y reaccionamos antes los acontecimientos que la vida nos depara tiene un efecto directo sobre nuestro nivel de estrés. Es mucho mejor localizar esa energía en relativizarlo todo para detener el mecanismo de defensa que se dispara.


Fuente: Revista Noticias de Salud (Otoño 2014)

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